Cuando se acercan días extraordinarios como éstos, o días ordinarios como los de nuestras fiestas, o simples días largos de verano, recuerdo tu mirada encontrada con la mía cegada por tu esplendor.
Como echo de menos esos momentos,
echo de menos tus blancas ropas doblarte
y tus bordadas sayas elegirte,
echo de menos llegar y rezarte
antes de incluso mirarte,
echo de menos por tu cintura cogerte
y hasta el altar de piedra llevarte,
echo de menos tus manos besarte
como pidiendote perdon por desnudarte,
echo de menos tus alfileres quitarte
esos que tu pecho bendito osan atravesarte,
y es que aunque me alejen de ti
jamas yo podré olvidarte
mi corazón siempre estará tras de ti
tus sayas prendiendo y amarrandote,
y hasta que tu hijo me lleve
a tus plantas estaré postrándome.
echo de menos tus blancas ropas doblarte
y tus bordadas sayas elegirte,
echo de menos llegar y rezarte
antes de incluso mirarte,
echo de menos por tu cintura cogerte
y hasta el altar de piedra llevarte,
echo de menos tus manos besarte
como pidiendote perdon por desnudarte,
echo de menos tus alfileres quitarte
esos que tu pecho bendito osan atravesarte,
y es que aunque me alejen de ti
jamas yo podré olvidarte
mi corazón siempre estará tras de ti
tus sayas prendiendo y amarrandote,
y hasta que tu hijo me lleve
a tus plantas estaré postrándome.
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